Por supuesto, la frutilla del postre fue que convirtió su propio gol. Con todos estos datos ya es un caso ícono del Milrayitas, en especial por su juventud. ¿Qué más?
En un pelotazo de Ada, que parecía tenía como destinatario a Meli para que rompiera el cielo de Lomas, el pibe con sacrificio, empuje y picardía pudo puntear la pelota, dejar en ridículo al guardavallas rival y casi meterse con pelota y todo al arco, para desatar un festejo loco en un mar de alegría, lágrimas y abrazos. Y así selló el resultado y un hito al convertirse en el futbolista más joven de nuestra historia en festejar un tanto propio con la Milrayitas.
Parece que la familia Barros lleva algunas características en su ADN ¿Por qué? Su hermano Jeremías debutó como profesional en Los Andes con 17 años y también en su bautismo metió un gol ante Tristán Suárez en 2019.
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