domingo, 1 de enero de 2017

El Centenario ya es una realidad...

Después de tanta espera, la familia Mil Rayitas se une en un festejo inigualable. Por los que están, por los que se fueron, por los que nos hicieron grande. Felicidades Club Atlético Los Andes.
Luego de aquella asamblea celebrada en la forrajería de Jurjo y Cobiella que estaba ubicada frente a la lechería de Gallardón se decidió establecer como fecha fundacional del Club Atlético Los Andes el 1 de Enero de 1917, aunque la actividad venía desde mediados de 1916. También hay indicios que señalan que esa fue la primera asamblea oficial del club y que tras descartar algunos nombres de origen inglés se decidió utilizar la actual denominación. Más teniendo en cuenta el jubiloso entusiasmo generado entre la muchachada ante la hazaña del cruce de la Cordillera de Los Andes por los aeronautas Bradley y Zuloaga que unieron Uspallata en Mendoza con Santiago de Chile por primera vez en la historia. Andi significa “grande, inmenso” en lengua ezquerra, Esa fue la palabra que utilizaron los antiguos pobladores que habitaban estas tierras a la llegada del español para mencionar ese interminable nudo montañoso, que se extendía de norte a sur a lo largo de la América India y así lo da a conocer Ruy Díaz de Guzmán, el primer cronista criolla en su obra fundamental: La Argentina Manuscrita. 
“Los Andes significa Grande” así lo entendió ese grupo pequeño de muchachos reunidos en los fondos de la Lechería de Gallardón en lo que era la cortada de la calle Gorriti. Allí comenzó esta aventura que llega a los 94 años: Los hermanos Gallardón, Alberto, Eduardo, José, los Panizzi Marcos y Eusebio, los Gogenola que tenían una empresa de fletes y mudanzas en la calle Necochea, hoy  Hipólito Irigoyen.  Langet (el primer presidente del club), Galán, Urioste, José Piaggio y tantos otros se iban sumando y fueron dándole vida a una idea o mejor dicho a las “Nuevas Ideas”, como se llamó la revista escrita a mano por Eduardo Gallardón y Langet, donde volcaban sus inquietudes sociales y daban cuenta de las primeras noticias que generaba el club. Luego de la cortada vino el potrero y la recorrida en diagonal desde la estación Lomas hacía el este, para invadir algún terreno baldío, siempre y cuando no lloviera, porque los carros lecheros dejaban un lodazal difícil de superar. Los padres le negaban el permiso a los jóvenes players y la continuidad del club estuvo entre las cuerdas. Pero la perseverancia era lo que sobraba. Los Andes fue una gesta de jóvenes hijos de inmigrantes, vascos, andaluces, italianos, franceses y criollos de primera generación. Fue gestando su identidad paso a paso, con épocas oscuras donde el castillo se caía y etapas de bonanzas donde despertaba la esperanza. 
Los Andes siempre fue un cúmulo de voluntades que obviamente no tenían un gran apoyo económico, pero persistió: no claudicó, nunca desfalleció. Como decía Gallardón: “me pasé toda la vida buscando un presidente para el club”. Otros grandes de la época como Argentino de Banfield y el propio Lomas, con cancha de Primera en Alvear y Portela y una capital social de 40.000 $, se desvanecieron en el tiempo. 
Los Andes, estoico con sus 100 años, de pie como nunca, sufrió descensos y ascensos en la misma proporción, con sombras y estrellas y sigue en el camino que trazaron aquellos pibes locos. 
Este 1 de Enero levantemos la copa por ellos, por los que pasaron, por los que ya no están, por los que se fueron, por nosotros, por todos y principalmente por Los Andes. Porque Los Andes somos todos.  

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