Después de tanta espera, la familia Mil
Rayitas se une en un festejo inigualable. Por los que están, por los que
se fueron, por los que nos hicieron grande. Felicidades Club Atlético
Los Andes.
Luego
de aquella asamblea celebrada en la forrajería de Jurjo y Cobiella que
estaba ubicada frente a la lechería de Gallardón se decidió establecer
como fecha fundacional del Club Atlético Los Andes el 1 de Enero de
1917, aunque la actividad venía desde mediados de 1916. También
hay indicios que señalan que esa fue la primera asamblea oficial del
club y que tras descartar algunos nombres de origen inglés se decidió
utilizar la actual denominación. Más teniendo en cuenta el jubiloso
entusiasmo generado entre la muchachada ante la hazaña del cruce de la
Cordillera de Los Andes por los aeronautas Bradley y Zuloaga que unieron
Uspallata en Mendoza con Santiago de Chile por primera vez en la
historia. Andi
significa “grande, inmenso” en lengua ezquerra, Esa fue la palabra que
utilizaron los antiguos pobladores que habitaban estas tierras a la
llegada del español para mencionar ese interminable nudo montañoso, que
se extendía de norte a sur a lo largo de la América India y así lo da a
conocer Ruy Díaz de Guzmán, el primer cronista criolla en su obra
fundamental: La Argentina Manuscrita.
“Los
Andes significa Grande” así lo entendió ese grupo pequeño de muchachos
reunidos en los fondos de la Lechería de Gallardón en lo que era la
cortada de la calle Gorriti. Allí comenzó esta aventura que llega a los
94 años: Los hermanos Gallardón, Alberto, Eduardo, José, los Panizzi
Marcos y Eusebio, los Gogenola que tenían una empresa de fletes y
mudanzas en la calle Necochea, hoy Hipólito Irigoyen. Langet (el
primer presidente del club), Galán, Urioste, José Piaggio y tantos otros
se iban sumando y fueron dándole vida a una idea o mejor dicho a las
“Nuevas Ideas”, como se llamó la revista escrita a mano por Eduardo Gallardón y Langet, donde volcaban sus inquietudes sociales y daban
cuenta de las primeras noticias que generaba el club. Luego
de la cortada vino el potrero y la recorrida en diagonal desde la
estación Lomas hacía el este, para invadir algún terreno baldío, siempre
y cuando no lloviera, porque los carros lecheros dejaban un lodazal
difícil de superar. Los padres le negaban el permiso a los jóvenes
players y la continuidad del club estuvo entre las cuerdas. Pero
la perseverancia era lo que sobraba. Los Andes fue una gesta de jóvenes
hijos de inmigrantes, vascos, andaluces, italianos, franceses y
criollos de primera generación. Fue gestando su identidad paso a paso,
con épocas oscuras donde el castillo se caía y etapas de bonanzas donde
despertaba la esperanza.
Los
Andes siempre fue un cúmulo de voluntades que obviamente no tenían un
gran apoyo económico, pero persistió: no claudicó, nunca desfalleció.
Como decía Gallardón: “me pasé toda la vida buscando un presidente para
el club”. Otros
grandes de la época como Argentino de Banfield y el propio Lomas, con
cancha de Primera en Alvear y Portela y una capital social de 40.000 $,
se desvanecieron en el tiempo.
Los
Andes, estoico con sus 100 años, de pie como nunca, sufrió descensos y
ascensos en la misma proporción, con sombras y estrellas y sigue en el
camino que trazaron aquellos pibes locos.
Este
1 de Enero levantemos la copa por ellos, por los que pasaron, por los
que ya no están, por los que se fueron, por nosotros, por todos y
principalmente por Los Andes. Porque Los Andes somos todos.
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