El volante no solo respondió el cariño de la gente con un
saludo antes del partido contra el equipo puntano sino que luego hizo una gran
jugada para que abra el marcador Córdoba y desató nuevamente el clamor popular
al grito de “Negro, Negro…”.
“Este reconocimiento significa mucho. Es un privilegio haber
cumplido 100 partidos en este club, que es muy grande. Me da mucha felicidad.
Esperemos que se sigan sumando mucho más”, dijo Zeballos luego del
reconocimiento.
El ex jugador e ídolo de Colegiales había hecho toda su
carrera en la entidad de Munro, donde no solo alcanzó a superar los 200
partidos sino inclusive fue parte de su último ascenso a Primera B. Si hasta
los hinchas de Los Andes lo sufrimos en carne propia. Cómo no recordar aquel
sablazo desde fuera del área sello el resultado en el noroeste (1-0) ante el
Milrayitas, que mantenía una pésima racha negra histórica con 7 derrotas
consecutivas.
Pero en el inicio de la temporada 2012/13, colgó la casaca del
Tricolor para ganarse la 5 de Los Andes. Parece que fue ayer cuando, siendo la
primera incorporación del equipo que conducía el Mosquito Cascini, realizó su primera práctica. “Cole es mi casa,
venía de unos años bárbaros en Munro y simplemente en Lomas podían darse las
cosas con esfuerzo, sacrificio y, por suerte, de a poquito se fueron dando”, manifestó.
En aquel primer partido ante Morón (0-0) fue protagonista de
la expulsión de Lucas Rodríguez Pagano, quien le pegó un manotazo en plena área
y ante los ojos del árbitro. Aquella primera etapa tuvo como punto saliente
evitar cualquier complicación con el promedio, que lograron varias fechas antes
de que finalice el torneo. “Los primeros seis meses fueron muy duros. No
esperaba tener un arranque así, pero luchándola salimos adelante y vinieron los
frutos”, contó Zeballos, quien en su primera temporada finalmente terminó
afianzándose en el medio campo siendo uno de los puntos más altos del equipo,
sumando dos goles (Tristán Suárez y Atlanta), 37 partidos y 3074 minutos con la
casaca del Rojo. Él mismo contó que le “costó mucho” adaptarse a las
dimensiones del Gallardón. “Estaba acostumbrado a jugar en un campo más chico.
En los primeros partidos no me hallaba”, había sentenciado.
En el siguiente torneo, cuando se formó la base del equipo
que obtuvo el ascenso a la B Nacional, el Negro fue unos de los primeros en
renovar su vínculo, ya que había señalado que había llegado con el objetivo de “pelear
el ascenso”. Allí comenzó a jugar con su co-equiper y socio en el centro del campo, Fernando
Lorefice, con el que fue mecanizado los movimientos, tanto para ayudarse
mutuamente en la recuperación como para soltarse para llegar a posiciones de
ataque, como lo hizo en sus goles ante Morón y Chacarita.
Tras alejarse cada vez más de la punta, el Milrayitas se
quedó solo con la ilusión de ubicarse en los puestos de elite en el torneo. No
pudo con sus fantasmas y quedó a solo un paso de jugar el reducido: Zeballos
diputó 35 cotejos (2971') y alcanzó la cifra de dos gritos ya comentados.
Por su puesto que Fabián Nardozza lo tuvo en cuenta para
participar del equipo que se consagraría campeón, donde jugó 18 partidos (1560’)
pero se perdió de disputar el cotejo que consagraría al equipo por la única
expulsión en el torneo. Igual, participó de la fiesta como cualquier hijo de
vecino, ya que fue uno de los protagonistas.
Con el premio del campeonato y el ascenso a la B Nacional bajo
el brazo, el Negro alcanzó los 100 partidos con juego, lucha, fuerza, lujos, asistencias
e inclusive hasta como lateral derecho: “en ese sector quizás me puedo mandar
mil macanas. Pero hoy por hoy a Fabián (por Nardozza) le sirve que ocupe ese
sector como alternativa”.
“Este momento lo vivo con mucha alegría. Yo creo que la
mayoría de la gente no pensaba que íbamos a estar primeros a esta altura del
torneo. Y eso es mérito nuestro”, sentenció el centenario volante Milrayitas.
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