El Mil Rayitas emprende la quinta etapa en la categoría que lo hará recorrer el país de norte a sur y de este a oeste. Un torneo que conoce bastante bien, en el que se llevó algunas frustraciones pero también grandes alegrías.
Nadie podrá borrar de nuestras retinas el reciente campeonato y ascenso de Los Andes; aunque ya en el presente estemos proyectando en nuestra mente el probable equipo que presentaría en la primera jornada de un torneo que participó muchas veces, pero en esta oportunidad lo hará viajar por rutas desconocidas; visitar ciudades y estadios donde nunca jugó.
Si bien es el equipo que más participó en la segunda categoría del futbol argentino en la actual temporada (ver recuadro), en el Nacional B disputó 14 de 29 torneos, superado en la temporada actual tan solo por Instituto, Atlético Tucumán, Douglas Haig, Chacarita y a la par de Gimnasia de Jujuy. Pero ¿qué desenvolvimiento tuvo Los Andes en ésta categoría?
Al principio, el Mil Rayitas tuvo muchos problemas para adaptarse a los viajes con años de incertidumbre, luego de estar peleando casi siempre el ascenso en la vieja Primera B. Con el tiempo comenzó a pisar fuerte en la segunda división del fútbol nacional y, si bien no se coronó campeón, la única vez que disputó un torneo reducido logró aquel inolvidable ascenso a Primera División de la mano de Jorge Ginarte.
Tras una reestructuración, a mediados de1986 nace el primer Nacional B, en que el equipo de Lomas clasifica con el recordado equipo de los ‘rosarinos’, conformado por jóvenes provenientes de Rosario Central y Newell’s -Cuffaro Russo, Hernán Díaz, Galloni, Lanzidei, Panciroli y Paolorossi- y una base histórica como Cuellos, Escobedo y Alarcón, dirigidos por Norberto Bautista.
Sin los ‘rosarinos’, Bautista encaró el primer Nacional B con jugadores del club y, entre otros, apeló nuevamente a futbolistas de la ciudad santafesina, destacándose Héctor Atilio Franchoni, volante combativo de buena técnica que mantenía a fuego los preceptos: ‘pasa la pelota o el jugador, nunca los dos al mismo tiempo’. No daba ninguna pelota por perdida pero debatió casi en soledad, al no contar con demasiados interlocutores. Luego de un gran comienzo, el equipo cayó en picada que se llevó consigo inclusive al DT debutante ‘Mostaza’ Merlo, de pésima breve experiencia. Sin embargo, en ese torneo concretó una de las goleadas más grandes del profesionalismo: 9 a 0 a frente a Unión (San Juan), ante apenas un puñado de hinchas. Como curiosidad, todos los tantos se concretaron en 58 minutos.
En las temporadas siguientes, a las flojas campañas se le sumaron hasta conflictos con los veteranos del equipo, que llevó a apelar a juveniles: ‘Chango’ Ibáñez, Orlando Romero, Omar Torres y Walter Medina, entre otros. La escasa cantidad de puntos obtenidos comprometió seriamente el futuro y sucumbió con el descenso en 1990.
Pasaron cuatro años para el regreso de la mano del exquisito uruguayo Gilmar Villagrán, el aguerrido y sacrificado ‘Cacho’ Córdoba, el potente ‘Bichi’ Esteban Fuertes y los desbordes del ‘Gallego’ González, entre otros. En esta etapa, Los Andes se transformó en un duro rival y nos empachamos de goles: el ‘Pirata’ Adrián Czornomaz se transformó en el goleador de Mil Rayitas en la B Nacional con 53 gritos en tan solo dos temporadas.
No hay mal que por bien no venga. Luego de una pésima temporada que lo comprometió con el promedio del descenso, Los Andes cumple el sueño luego de 29 años con el primer y único ascenso del Nacional B a Primera. El ‘Gordo’ Ginarte comandó a su criatura, un equipo prácticamente nuevo –salvo Levato, Migliardi, Lobos y Caiafa-: la vuelta del ‘Negro’ Romero y la llegada de Ferrer, Nasta, Sala, Salomón, Arce, De Sagastizabal, Bressan, Noce y Pieters, entre otros. Solo perdió tres veces en 42 partidos: una campaña brillante. Ni el camión autobomba en el Gallardón, ni mil autobombas podían apagar tanto fuego y alegría, finalizando una etapa muy feliz.
Luego de la breve experiencia en Primera, Los Andes volvió a disputar la segunda categoría donde la irregularidad conspiró contra el objetivo de volver rápidamente a la máxima categoría y agónicamente cayó constantemente en luchar para evitar descender. Lo más destacado de este período es el debut de varios juveniles como Gustavo Ruiz Díaz, Jonatan Tridente y Jonathan Maidana. Por otro lado, Orlando Enrique Romero, quien disputó más torneos (15) en Los Andes, se despidió del fútbol en el descenso de 2004, con la camiseta que había debutado y en la misma categoría de 1986. Se apagó su fútbol como una etapa en el Nacional.
Tras el ascenso de 2008, Los Andes no pudo mantener la categoría en la temporada 2008/09, en que le costó hacerse fuerte en Lomas en la primera rueda y no pudo sumar muchas unidades de visitante. Finalizó en decepción luego de las derrotas con Merlo en la promoción, a pesar del gran torneo de Brítez Ojeda, Bustamante, Yaqué, Martín, Cáceres y Sardi como íconos de la campaña.
El Milrayitas siguió escribiendo su historia futbolera y, luego de seis años, ya está de vuelta en la categoría que vio nacer.
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